lunes, 4 de abril de 2011

De qué se jactan las mujeres? Del Concilio de Trento a la masificación de la información: la anorexia y la bulimia no son enfermedades son prácticas que posibilitan la expresión de otro poder que no nace en el cuerpo.


Ps. Sandra Milena Casas Herrera
UPB


Los medios de comunicación comunican lo que estimamos comunicable, son soporte de las estructuras de poder y por eso son poder, no son la razón de las desgracias humanas, no son culpables de todos los fenómenos sociales ya que su capacidad comunicativa solo es resultado de que en un momento histórico dado podemos establecer un vinculo con ese mensaje, de lo contrario el mensaje no seria relevante, seria ignorado, no se difundiría, no se convertiría en practicas simplemente porque no se comprendería. Para ser comprendido el mensaje establece relaciones con las estructuras de poder y, de allí emprende su camino  masificador de juicios e ideas. La verdad, como señala Foucault, es un sistema ordenado para la producción, distribución, regulación, circulación y operación de juicios.


Con bastante frecuencia al considerar los fenómenos que acompañan o impulsan la aparición de nuevas patologías, síntomas o manifestaciones del malestar humano, aparecen los medios de comunicación como gestores o replicadores de ideales modernos que tienen efectos nocivos en para el ser humano. Me refiero a todo lo  que se escribe y dice acerca de problemas como la anorexia, bulimia, drogadicción y otros tanto que, al presentarse generalmente en la juventud, se relacionan con mas facilidad a los efectos de los medios de comunicación por ser  uno fuente importante de información en este grupo poblacional.
Si bien es posible que los medios de comunicación sirvan de vehiculo para informaciones que antes no hacían parte del discurso de una cultura, también lo es  que el medio de comunicación de por si no es una invención de la modernidad, se modifica en la modernidad pero no es la modernidad la que lo genera. Lógicamente, aquí aparece el resto de la ecuación y, es que el medio debe ser considerado como medio masivo (mass media) y de allí se infiere que por su potencial comunicador son modelos ideales de subyugación y perdida de las libertades individuales ante la información. Del potencial de llegar  mayor numero de personas de piensa que las motivaciones son del medio y de quienes los manejas, sin atender al hecho de que el mensaje es considerado atractivo por razones ancladas en la cultura donde se replica.

Los medios de comunicación son tan antiguos como la humanidad misma, el medio en si, es solo el canal o punto que facilita el proceso comunicacional; y; el medio masivo hace alusión a la especialización del medio de comunicación que surge por el anudamiento de la necesidad comunicativa en estructuras de conocimiento en evolución; razón por la cual es la tecnificación y socialización de los medios la que tiene el impacto en amplios grupos poblacionales, partiendo de la necesidad de democratizar el acceso al saber y al conocimiento, se generan también estructuras discursivas que hacen parte de las ideologías, de los ideales, de los imaginarios de una época. La época en si, y la cultura es tan importante como los mensajes emitidos por los medios ya que la clave de los mensajes esta en la reciprocidad implícita en todo lenguaje. El lenguaje no es privado como diría Wittgenstein, debe ser compartido para poder comunicar algo.
El barroco como periodo histórico (después de  la aparición de la escritura como un hito para la comunicación humana), genera  lo que talvez sea la primera producción masiva de lenguajes asociados a un ideal. Después de la aparición de las  tesis de la Reforma Protestante, concebidas por Martin Lutero; se genera un clima perfecto para la utilización de todo lo que fuese medio, todo lo que pudiese transmitir una idea mas allá de la literalidad de los textos escritos, se  busca aquello que logre transmitir a niveles inconscientes: todo aquello que transmite mas que las ideas del cristianismo,  todo lo que asciende en el nivel de transmisión  sirve, ya que las ideas mismas de virtud o pecado no son tan fuertes como si lo son los sentimientos provenientes de las mismas.
El Concilio de Trento (1545-1563), es el epicentro del primer movimiento a escala mundial con efectos y manifestaciones en todas las latitudes. La clave para ejecutar la tarea de mantener a los fieles dentro de la iglesia y adoctrinar a otros tantos, fue la utilización del arte en esta nueva expansión de las ideas asociadas al cristianismo; la clave fue el  elemento que el mismo Martín Lutero desprecio por considerar una simple vanidad: el arte en todas sus expresiones. Talvez el error de Lutero no fue despreciar el medio mismo, sino desconocer que su condición de vanidad es muchas veces consecuente con la vanidad y el narcisismo de la época y, por tanto mas fácil de asimilar al para el yo.

El Barroco se convierte en el centro del descubrimiento de las potencialidades de la expresión artística: pintura, dibujo,  arquitectura, música y  teatro canalizaron con mayor efectividad la esencia de los sentimientos religiosos desde el miedo y la oscuridad representados perfectamente por el tenebrismo caravagista, hasta el éxtasis representado maravillosamente por Bernini en el Éxtasis de Santa Teresa. Es así como es el ente portador de cierta verdad que se busca generalizar y mantener, es el motor de la producción de ciertos mensajes asimilables por un grupo mayor de personas haciendo alusión a las conexiones que se establecen entre el mensaje y la sensibilidad personal.  El arte hoy claramente se ha separado del discurso religioso y también del económico, pasando a servir de medio de protesta, de manifestación de la desigualdad y de los sentimientos asociados al desconcierto y el rechazo hacia las estructuras convencionales de poder. El medio en si mismo, tiene la capacidad de separarse de ciertos discursos, genera los propios y con ello descubre que aun allí hay resonancia y comunicación sensible. Lo anterior pone en evidencia la pregunta por las  ideas que sustentan el mantenimiento y legitimación de ciertas ideas e ideales en cierto momento histórico.

En general, todas las formas de saber poseen modelos para comunicar, unos más especializados y científicos que otros, pero todos aludiendo a la necesidad de  repetición de ciertos conocimientos e ideales de forma que las prácticas y modos de vida asociados a ese saber permanezcan. Es en este contexto, donde el conocimiento de las ciencias, precisamente aquellas ciencias que enuncian constantemente como culpables de los síntomas de la modernidad a los medios masivos de comunicación; también se erigen como  instrumentos comunicadores que en  vez de erradicar ciertas practicas las mantienen, la promueven y  las complejizan por la vía de su legitimación y exhibición publicas.

Un ejemplo que ilustra tal situación, es el de la aparición de fenómenos como la anorexia y la bulimia y su expansión a nivel mundial llegando a cifras que hacen en algunos países considerarlos epidemias y problemas de salud que requieren tratamiento urgente. Si bien es cierto que existen ideales de la modernidad que ayudan siendo un soporte del ideal de belleza, también lo es que no son patologías nuevas de por si. En realidad son cuadros que han logrado ser estudiados tiempos más remotos. El siglo XI Avicena ya hacia observaciones sobre cuadros muy similares a los presentados por las anoréxicas de la modernidad y, aun antes de ello en Roma  existieron practicas de purga con el  fin de evitar la saciedad y prolongar el disfruto por vía de la gastronomía.
Lo anterior es ya conocido por muchos estudiosos del tema y no reviste mayor novedad. Lo que es importante considerar es como a veces el discurso científico se convierte en discurso enfermizo y totalizador. Es posible considerar que el éxito del paciente sobre el medio en tiempo más remotos, radicara  en no ser descubierto y, por lo tanto, al no enfermar no hay nociones sobre síntomas que nos indiquen nuevos cuadros patógenos. Es decir, a veces la replicación del cuadro cuando se trata de fenómenos encadenados al psiquismo y no solo al cuerpo, esta determinada en gran medida por el descubrimiento de una practicas, que generalizadas son vistas como sintomáticas y, con fines preventivos se termina explicando y haciendo asequibles estas practicas para quienes no las conocían. Resulta así que la novedad de la practica, muchas veces sigue opacando el plano donde la enfermedad realmente opera, cuando la practica en si es solo el instrumento humano creado para hacer que se cumpla un mandato interno, una necesidad surgida de su subjetividad y de las interacciones con la subjetividad de una época.

Es probable que el mismo fenómeno de expansión de la información referente a cuadros de desordenes alimenticios, en todas sus presentaciones, también ayude a lograr mas adeptos a estas prácticas, con una garantía adicional y es que si la practica en si ya se encuentra dentro del apartado de las enfermedades, surge una ganancia adicional para el paciente. La ganancia esta dada por el hecho de no necesitar ser critico con respecto a la propia enfermedad, a no poseer la facultad de cuestionar las formas para llegar a los fines, es decir, dentro de un discurso que ha sido siempre dictado mas del lado de la enfermedad que de el de la salud, las prácticas nocivas se instalan como residuos de irracionalidad, no pueden ser evaluadas o cuestionadas por el sujeto, porque existe un discurso que las anuncia como enfermedad y para la mayoría de los sujetos la enfermedad suele ser algo que pasa, que le sucede y no que el sujeto hace que le suceda.
Una joven tratada por Bulimia en un importante centro de Salud Mental de la ciudad, y por una prestigiosa psiquiatra, comentaba: …“las sesiones de grupo eran la mejor parte de la terapia, porque hay pacientes que llevaban mas tiempo con la enfermedad que yo, por… conocían formas de perder peso, de esconder la comida, los mejores laxantes, métodos como masticar y escupir para no tener luego que vomitar, mover constantemente las piernas para perder calorías y otras cosas mas avanzadas como el uso de anfetaminas para eliminar la sensación de hambre,… el método de registrar diariamente las comidas, el numero de veces que sentía nauseas, los gramos ganados etc.,  era perfecto para lograr el efecto contrario, es decir registrar lo que si me interesaba, o sea lo que no comía, las veces que vomitaba, siendo eso un éxito, se convirtió un método de aumentar mi actitud perfeccionista en cuanto a la enfermedad”.

Cuando una práctica especifica se convierte en un área del conocimiento personal, siempre se busca llegar a un nivel mayor de experticia, por lo que es muy probable que trabajadores del área de la salud y de otras involucradas al tratamiento y la prevención de desordenes alimenticios también informemos y comuniquemos masivamente conceptos que de otro modo las personas no tendrían y, de tenerlas les llevaría mucho tiempo adquirir e irlas  mejorando. El discurso consumista que valora la belleza por sobre otros atributos sigue teniendo peso en los mensaje publicitarios, pero también lo tienen las necesidades que subyacen a la práctica. Porque en definitiva la lucha de la anoréxica tiene un punto donde deja de ser por la  belleza, la anoréxica es consciente de que va perdiendo belleza, renuncia incluso a ser observada, entonces es ¿una delgadez para qué?, ¿para quién? Si nadie me ve, si yo no me veo… Del mismo modo en las llamadas bulímicas, los efectos del vomito van en contra de la belleza: manchas en los dientes, heridas en garganta y manos, halitosis, cortes e incisiones en el cuerpo, hernias de hiato, aumento del volumen de la cara, predisposición a las caries, aumento de las glándulas salivares, perforaciones en esófago y estomago, arritmias y disminución del deseo sexual, etc.
Probablemente no se trate de vanidad únicamente o de culto al cuerpo, pues el cuerpo también es tomado como objeto cuando lo que se quiere expresar es lo que no tiene cuerpo, algo inmaterial, algo del orden de las ideas, el cuerpo se recubre de símbolos que se insertan en un discurso que no es solo sobre el cuerpo, es un discurso sobre el poder sobre el cuerpo, no solo del poder de los medios de comunicación sobre la percepción del cuerpo y la belleza, es un ejercicio de poder que denota otras motivaciones, poder ayunar sin morir (porque ahí también esta el placer) poder vivir sin necesidad de necesitar, poderse escabullir de las consecuencias de los actos: comer y comer, pero no engordar, masticar y masticar, pero no tragar, engordar y desaparecer luego lo comido por la vía del ejercicio del vomito y si no de las cirugías.  La práctica como tal sirve porque da poder sobre algo, tiene un efecto en los sentimientos de omnipotencia, casi mágico, hago esto, pero la consecuencia no existe, el crimen sin el castigo, niego mi vida por la vía de no alimentarme (como lo hacen los demás seres humanos), pero no me muero. La práctica sirve porque ella permite desplegar sentimientos de omnipotencia y es ejercicio de poder.
De repente se cae en la trampa de la enfermedad, por la vía de la asociación de la forma de aparición (en el cuerpo) con sus motivos, el motivo puede no ser solo la belleza, es una belleza cimentada en el ejercicio del poder.  Son muchas las prácticas asociadas a la belleza previas a la aparición del concepto de desordenes alimenticios tal y como se conciben hoy que pueden leerse como manifestaciones de poder sobre el cuerpo. Las practicas para embellecer generalmente ejecutadas por mujeres (pero no siempre, esa es otra cuestión importante) tienen su larga historia y, no en todos los casos son el resultado de la imposición del  discurso masculino sobre el femenino; no siempre la  belleza femenina responde a los imperativos del hombre, en muchas ocasiones el concepto de belleza se independiza de las demandas del otro y hace que sea el hombre quien deba cambiar sus intereses e ingresar en el “discurso femenino de lo bello” y, el discurso femenino de lo bello es  un discurso  publico  se da en relación con otras mujeres y con la madre.
Por ejemplo, la técnica de disminución del tamaño de la cintura mediante el corset es antigua y fue generalizada por una mujer no por un hombre, Catalina Médicis  debido a que prohibió que las mujeres mostraran una cintura ancha en la Corte Real de Francia en 1550 tuvieron que usarlo. La mujer convierte los métodos de embellecimiento en medio de poder, en un ejercicio competitivo compartido por otras mujeres; utiliza el plano corporal para expresar “yo puedo”, yo soy la mujer entre las mujeres.

Las prácticas se convierten en la formar de representar las envidias, someter a la desaparición a quienes no practiquen el mismo credo estético, una lucha mortífera que aparece justamente mas encarnizada en un momento histórico en el que el discurso femenino ya tenia vía libre para expresarse por la vía  del conocimiento, por la vía del saber, es como si la mujer en un intento de revertir la  historia de volver al uso de sus encantos como motor de las conformaciones básicas de la sociedad como lo son la pareja y la familia, provocara en si misma el repudio del saber y del conocer. El saber que es conocimiento y, por tanto plano en el que el  ser tiene la capacidad de volver la atención hacia los intangibles, hacia las ideas.  Sin embargo, la llegada a un nivel social distinto facilitado por el acceso al conocimiento y a los escenarios sociales de la mujer, se pelea fuertemente por la adquisición del poder por otros mecanismos más antiguos. El encantamiento tal vez posea mas efecto que la ardua tarea de explicar, analizar y comprender y, si el interlocutor también es vulnerable a ser encantado, la estructura es perfecta porque se mantiene. Así como la mujer no se interroga acerca de sus prácticas para poder ser mujer, el hombre tampoco va a ponerse reflexivo ante lo que en forma particular le encanta y por lo que no desea racionalizar precisamente para mantener ese mágico efecto.

Tal vez exista una clave para la comprensión del asunto en un aparte de la obra de Freud no mencionado con tanta frecuencia como  otros que se utilizan para explicar los desordenes de la alimentación; al referirse a la autocrítica de los neuróticos:
“Siempre es notable y digno de particular atención cuando un neurotizo suele insultarse así mismo, juzgarse despectivamente, etc.  Frecuentemente se llega a comprenderlo como en las autoacusaciones, aceptando una identificación con otras personas.  En un caso, las circunstancias accesorias de la sesión analítica obligaron a explicar de otra manera esta conducta.  Una joven que jamás se cansaba de asegurar que era poco inteligente, falta de talento, etc., solo quería señalar con ello que era físicamente muy bella, y escondía esa jactancia tras aquella autocrítica.  Por otra parte, en este caso existía también una alusión a las consecuencias perniciosas de la masturbación, alusión que se ha de sospechar en todos los ejemplos de esta índole”[1].
La ecuación  propuesta por Freud, en la que falta de inteligencia, se corresponde con la necesidad de jactarse de algo (de la belleza)  deja a la luz que la operación inversa, es decir criticar la belleza o carencia de la misma, puede ser el mecanismo para jactarse de otro atributo de uno que denota la capacidad que no posee la paciente de Freud; es decir, ella es bella y puede jactarse de ello a pesar de no poseer la capacidad de dominar otros fenómenos asociados al conocimiento.  Es viable pensar que el énfasis en la escurridiza belleza a la que se llega por la vía de las practicas asociadas a los trastornos alimenticios, se constituya en un jactarse de lo que por otra vía, se domina, a lo que por caminos misteriosos aumenta el sentimiento de poder y omnipotencia. La pregunta seria entonces ¿de que se jacta la mujer que no logra verse bella?, ¿de que se jacta el discurso femenino cuando regresa a l encantamiento por vías de lo estético y renuncia a las evidencias del conocimiento?, ¿de que se jactan las mujeres cuando promueven la generalización de practicas que pueden ser vistas por los ojos críticos como reales torturas?...
Lo que es claro (al menos para mi), es que el discurso científico, que enferma y establece criterios de salud publica, se jacta a veces de una preocupación real por lo que subyace al síntoma, en realidad sigue mostrando un interés por las formas de los síntomas, tanto que les da el estatus de enfermedades; lo cual es preocupante porque solo muestra la tendencia positivista y analítica de los fenómenos en tanto son actos.

Considero que las discusiones sobre este tipo de fenómenos, actúan como una repetición del efecto que tiene el mágico efecto de las técnicas para embellecer, es decir, enmarcan a estas como esencia del marco de referencia, les dan el estatus de grandes fenómenos, cuando pueden ser solo medio que se usa para que la expresión de un poder diferente se manifieste y opere. No enunciar como enfermedad lo que puede ser síntoma dentro de otros cuadros, lógicamente no erradica el problema, pero definitivamente si no se expande, si no se generaliza y se le da tanto difusión,  es posible que los mecanismo utilizados por la mujer o por el hombre sean menos generalizados, mas propios, creados por la misma persona para manifestar su idea de poder y, por lo tanto si el medio no se generaliza (cosa que sucede a veces con la ayuda de los medios de comunicación  y los profesionales de la salud cuando intentan prevenir),  es probable que se despeje el camino para llegar a los determinantes inconscientes de este ejercicio de poder que se toma el cuerpo como escenario.

 Con la creciente preocupación por problemas asociados a la alimentación, incluso se llevan a acabo programas con niñas en edad preescolar, realizando actividades en las que se muestran las consecuencias de los problemas de alimentación, y se hace énfasis en la importancia de una alimentación saludable. Podría pensarse que talvez en ese momento y no antes es que se instala la práctica como parte del discurso de la niña y, por ser un discurso fundamentado desde el poder de quien lo transmite, se convierte en información disponible para luego expresarse. De repente la difusión mediática de estos desordenes, pueda ser el motivo por el que hoy se internan niñas desde los 7 años en centros especializados en desordenes alimenticios y, con ello crece a la par el discurso científico sobre la enfermedad, se especializa el saber para erradicar las practicas, no las estructuras de base, solo las practicas. La practica de erradicar también hace parte de la subjetividad de la época, así como la de generar soluciones para problemas globales, porque los grandes problemas tienen mas resonancia que los casos únicos y las excepciones.  Generalmete quien soluciona un problema global o combate una epidemia en un  genio o un santo, y quien confiere una cura para el malestar de un  sujeto basado en solo la información que el paciente va encadenando es un psicoanalista, psicólogo, medico inexiste para los demás. Claro esta, cada cual tiene su vanidad y algunos no se resisten ante la posibilidad de ser llamados genios o santos.


[1] FREUD, Sigmund. Obras Completas. Tomo V. Biblioteca Nueva. Madrid 1997. pag 1677. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario