lunes, 7 de junio de 2010

PRIMER CICLO DE TALLERES, CHOCOLATE



PRIMER CICLO DE TALLERES

CHOCOLATE



DIRIGIDO A: niños y niñas entre los 5 y 10 años.

Objetivo: el chocolate no solo lo asociamos con lo dulce, también se asocia con la diversión. Para los niños sobre todo es una referencia de las cosas que mas se disfrutan en la infancia. Por eso en este taller los niños se reunirán en torno a lo dulce, no solo en la comida, si no en las cosas que los hacen disfrutar de la infancia. El taller tiene como centro el aprendizaje de técnicas artísticas, los niños crearan en torno a sus vidas. De esta manera pueden plasmar lo que piensan y sienten. Se trata de reunirlos en torno a temas que sirven para prevenir problemas futuros como depresión, ansiedad y otros problemas del comportamiento. Crearan no solo con el arte, también con lo dulce. Lo dulce es también compartir, en estos talleres ellos aprenderán a hacer llegar afecto a personas menos favorecidas, a comprender su mundo y tomar conciencia del enorme regalo que son sus padres.


Los padres recibirán un informe al final del curso, donde podrán acercarse a las principales cualidades de sus hijos y saber que áreas deben ser reforzadas para que crezcan mejor.

Duración: 1mes dos clases semanales

Costo: 50.000 incluye materiales

Inscripciones:

3536831, 3217820186

Psicóloga Sandra Milena Casas Herrera
UPB, REG. 5-3959-07

PRIMER CICLO DE TALLERES "PINK"



PRIMER CICLO DE TALLERES

SALUD PSI

MUJERES CON-SENTIDAS

PINK



OBJETIVO: en este taller se convoca a las niñas en torno a la realización de accesorios. Pero no se trata solo de eso, en este espacio las niñas reciben por parte de la psicóloga orientación para que vivan saludablemente su adolescencia. Se abordan problemas contemporáneos como los problemas de alimentación (anorexia, bulimia, etc) , ansiedad, modas y hobbies de los jóvenes de hoy. La idea es convocarlas en torno a la realización de cosas bonitas que ellas mismas usarían, y hacer que con las charlas construyan un modelo de mujer, que debe ser delicada, culta y sobre todo responsable. Mujercitas con- sentidas, no es porque deban ser mimadas o sobreprotegidas, es porque todo lo que ellas realizan va tener un sentido (CON-SENTIDO) y ese sentido es reconocerse a ellas mismas y saber cómo buscar ayuda en los momentos difíciles de la adolescencia.



En las ocasiones que he hablado con sus hijas he visto en ellas una capacidad enorme de ver sus dificultades y problemas por los que pueden pasar, se reconocen a si mismas como mujeres en proceso de cambio. Creo que todas ellas necesitan ese espacio para hablar y para ubicar sus metas, ya que en lo personal me quedo asombrada con la capacidad de estas jovencitas para ayudar a otros y para ayudarse a crecer a si mismas.



COSTO: 40.000 3 HORAS SEMANALES

LUGAR: LAURELES CAMPESTRE, CONSULTARE CON LA ADMINISTRACION PARA QUE NOS POSIBILITE EN ESPACIO.

DIRIGIDO A: PRE-ADOLESCENTES Y ADOLESCENTES DE LA UNIDAD.

RESULTADOS: LAS NINAS REALIZARAN ACCESORIOS, ESTOS ACCESORIOS PUEDEN SER VENDIDOS Y SE LES INDICARA COMO MANEJAR Y PROMOCIONAR UN PRODUCTO, ADEMAS TENDRAN UN ESPACIO EN LAS ACTIVIDADES DE LAURELES CAMPESTRE PARA MOSTRARLOS, PUBLICARAN LAS IMÁGENES DE SUS TRABAJOS EN INTERNET Y ESTO LES ABRIRA POSIBILIDADES PARA VALORAR SU TRABAJO. EN LAS CLASES HABARAN INVITADS QUE LES GUIARAN EN TECNICAS ESPECIFICAS

A LAS NINAS SE LES HARA SEGUIMIENTO DURANTE LAS SESIONES, PARA REPORTAR AL FINAL DE ESTE CICLO COMO VAN Y QUE NECESIDADES TIENEN EN CUANTO A COMUNICACIÓN Y AFECTO.





LES AGRADEZCO MUCHO POR LA ATENCION Y ESPERO QUE SE ANIMEN A INSCRIBIRLAS:

NOTA: UN PORCENTAJE DEL COSTO DE LOS TALLERES SERA DESTINADO PARA DAR ASISTENCIA PSICOLOGICA GRATUITA A UNA PERSONA DE ESCASOS RECURSOS, SE BUSCA TAMBIEN QUE LAS NINAS CONOZCAN SOBRE OTROS MODOS DE VIDA E INCREMENTEN LA SOLIDARIDAD.




PSICOLOGA SANDRA MILENA CASAS HERRERA

UPB, REGISTRO 5-3959-O7

CEL 3217820186

3536831

REQUISITOS: SER MAYOR DE 10 ANOS

jueves, 27 de mayo de 2010

BEBES LECTORES


En el video pueden ver los avances que se logranutilizano el metodo Doman para ensenar a leer..


http://www.youtube.com/watch?v=wOUxUtEc2DQ

jueves, 20 de mayo de 2010

SINDROME DE DOWN Y EDUCACION

De El País, de Madrid,

Dice Pablo Pineda que la primera noticia de que era síndrome de Down lo suyo la tuvo a los seis o siete años. “Un profesor de universidad que llevaba el Proyecto Roma, don Miguel García Melero, en el despacho del director me preguntó: ‘¿Tú sabes que eres síndrome de Down?’. Yo, inocentemente, le dije que sí, aunque no tenía ni idea. Él lo notó y se puso a explicarme qué era eso, aunque no era genetista, sino pedagogo. Y yo, como a todo le saco punta y tengo esa agudeza mental, le dije: ‘Don Miguel, ¿soy tonto?’.”

–¿Por qué se lo preguntó?
–No sé. Es difícil saberlo. Quizá, si a los seis años te asocian con un síndrome, tú lo asocias a ser tonto o no. Él me dijo que no era tonto, y le pregunté: “¿Y voy a poder seguir estudiando?”. El me dijo: “Sí, por supuesto”. Luego comenzó el proceso de la calle; los niños empezaron a decirme: “Pobrecito, está malito”. Y yo me enfurruñaba, porque no estaba enfermo.

–Pero sí veía que su cara era distinta.
–Eso sí. Que tenía los ojos más alargados, que las manos no eran iguales. No había visto a otros niños con síndrome, pero quizá tenía la mosca detrás de la oreja. Quizá tenía una inquietud. ¿Y esto del síndrome, qué falla será? En casa, mis padres nunca me habían comentado nada, pero después de la primera noticia le pregunté a mi madre: “¿Es verdad que soy síndrome de Down?”. Estaba con mi hermano Pedro, el mayor, que estudiaba medicina en aquella época, y empezó a explicarme lo que era la genética, los genes; así me fui enterando. Y volví a hacerles la misma pregunta que al profesor: “¿Puedo seguir estudiando?” “Claro”, dijeron los dos, “sin problemas”. Estaba muy a gusto en el colegio, con mis compañeros. Luego, durante un tiempo, no tuve interés de saber más; hasta que empecé a estudiar la carrera de magisterio, a los 21 años, al tocar el campo de la educación especial: ahí es cuando me entero de lo que es esta discapacidad. Aunque, al describirla, los libros hablaban de que era una enfermedad y de la cultura del déficit, de todos los problemas que tienen. Muy negativo. Y cuando empecé a leerlo me dije: yo no soy así.

–¿Pensó que era un síndrome de Down un poco especial?
–Exactamente. También pensé, además de que yo era especial, que otros muchos síndromes de Down que ya conocía tampoco eran como los describían los libros. La literatura nos pone peor de lo que somos, y nos aparta. Sobre capacidad motórica, te explican todo lo que deberían tratar en capacidad mental. Lo mental siempre se vende peor que lo físico. Dicen que somos deficientes, que somos retrasados. Y que no hay ninguna solución, que es lo peor. Se quedan con las alteraciones visibles, y asocian lo mental con la locura, porque antes no se distinguía entre deficiencia mental y enfermedad mental. Y todavía se distingue mal... Así que cuando la gente ve a un paralítico mental dice: ése está loco. Deficiencia se asocia con locura.

–¿Le costaba estudiar más que a los demás?
–No. Bueno, los números y las matemáticas no me gustan nada; pero eso no es algo extraordinario, ni característico de un síndrome de Down.

–Supongo que la adolescencia debió de ser una etapa más dura que la infancia.
–He pasado por distintas épocas. Cuando empecé en primero de BUP (el bachillerato único polivalente), nadie se esperaba un síndrome de Down en un instituto, y la gente me miraba como diciendo: que hace éste aquí. Hicieron una cosa ilegal, que los profesores tuvieran que votar mi admisión en el instituto. Así que fue duro. Pero poco a poco me fui sacando ese torrente de magia o de cariño y fui conquistando a mis compañeros, porque era muy consciente de que debía hacerlo. Con los compañeros sabía que tenía que atacar charlando, metiéndome entre ellos, y eso fue lo que hice. Y reaccionaron muy bien; en primero, fue una relaciónbonita. Y a los profesores, a pesar de que habían votado, a muchos los fui conquistando, aunque a ellos fue por lo cognitivo. Les preguntaba en clase, me interesaba, y eso los descolocaba. Después, en segundo, ahí todo fue fatal. Quizá porque los niños con 14 años siguen siendo niños, pero los de 16 se hacen los duros, son crueles, y entonces comenzaron a mirarme por encima del hombro, a no hablarme. La vida era imposible.

–¿Y qué hizo?

–Al principio me sorprendí. Me desanimé y pensé en tirar la toalla. Tampoco sabía cómo contárselo a mis padres, así que me lo callé todo. Los de primero eran profesores jóvenes, pero en segundo eran mayores y no creían en mí. Decían que ese niño no podía aprender, que no sabían cómo iban a enseñarme, que no iba a aprender nunca, que las matemáticas me costaban un montón. No veían ninguna luz y empecé a deprimirme.

–¿Qué asignaturas prefería?

–La historia y las ciencias sociales me encantaban. Me leía los anuarios. Y también me gustaba el griego. El profesor era muy joven, acababa de entrar en el instituto, y me encantaba cómo me enseñaba.

–Hemos llegado a tercero. Entonces, ¿qué pasa?

–Pues que todo vuelve a estar bien. Tengo muchos amigos, hacemos viajes.

–¿Y cuándo se aceptó del todo?

–Pronto. He dado conferencias, y en una de ellas, cuando tenía 14 años, una señora me preguntó si me haría la cirugía estética para cambiar los rasgos de mi cara. Y le dije: “No, los tengo a mucha honra”. Y luego: “¿Es que no te gusta como soy?” Yo he sido muy exigente conmigo mismo.

–Uno de los problemas que tienen los Down es que la sociedad suele tratarlos como niños. Esa lucha para crecer, a veces debe hacerse contra la propia familia.

–Por ejemplo, mi físico es el mismo de hace años, no veo cambios en mí. Cuando me preguntan cuántos años tengo y digo 29, me dicen que no los aparento. Eso me molesta. Sé que es por el físico, pero no me gusta que me traten como a un niño; pero es muy difícil. Es verdad que la gente piensa que eres un niño siempre.

–Quizás a algunos discapacitados los atrapa eso. Prefieren no crecer, como muchos otros niños, y ser Peter Pan para no enfrentarse con un mundo que suponen hostil.

–A mí no me pasó. Cuando tenía 14 o 15 años era tanta mi propia autoestima que todo el lado conmiserativo no me gustaba nada. Quería salir de eso, demostrar quién era y lo que podía hacer.

–En realidad, su vida debe ser difícil, necesita ser un buen guerrero para llevarla.

–Sí que es duro, más que nada porque siempre tienes que estar demostrando que puedes.
Que puedes hacer esto o lo otro, que puedes viajar. Es muy cansado, te hartas. A veces piensas que los prejuicios han disminuido, pero es que están más soterrados. En el ingreso hubo un acto de fin de curso. Todos los premios se los llevaron las chicas, menos dos que fueron para otro chico y para mí. Al final, el director dijo: “Y ahora os voy a hablar de un chico que todos conocéis, que ha hecho un gran esfuerzo, pero a quien no se le ha regalado nada. Ese chico es Pablo Pineda”. En cuanto dijo mi nombre, el salón de actos se puso en pie a aplaudir. Me quedé de piedra.

–¿De qué le sirve a usted esta atención que despierta?

–Para mí no es nada, pero para el colectivo, todo. Lo hago por el colectivo. Debo hacerlo, me siento deudor con este colectivo desde que era pequeño. Desde el programa “Hoy habla Pablo”, cuando tenía ocho años y salí por primera vez en televisión, y ya dije que a los síndrome de Down había que llevarlos al colegio con los demás niños y dejarlos jugar en los recreos.

–Es curioso que con el tiempo se haya convertido en la estrella de su familia.

–Sí lo es. Tengo dos hermanos con carreras universitarias superiores, y yo que soy el pequeño y síndrome de Down... Yo no creo en el destino y todo eso; pero, sin embargo, desde muy pequeño me di cuenta de que el hecho de estar marcado por el síndrome de Down me obligaba a algo. No ser normal te marca, la sociedad te pide algo por ello. A mí me ha pasado.

–Una señora que sabe mucho del síndrome de Down me decía que no todos los Down son iguales, y que eso explicaba que usted hubiera podido estudiar.

–Ese es el discurso de rizar el rizo. Sí, pero resulta que las diferencias no se explican genéticamente, se explican culturalmente. Ahí es donde se marca la diferencia entre un Down que puede llegar a estudiar y otro que no. Pero nos dividen entre niños mosaicos, o Down por traslocación, o puros; ésas son las tres clases de Down que existen, genéticamente hablando.

–La señora de quien le hablo me dijo que para haber llegado a la universidad tiene que ser mosaico.

–Sí, o bajorrelieve... Yo soy puro, soy normal. Dicen que los mosaicos tienen más capacidad que los otros, pero resulta que yo no soy mosaico... Así que mi caso deja bien claro que lo genético no explica la diferencia. Ya me lo han dicho más veces, que tengo que ser mosaico, y que de otro modo no se lo explican. A veces la comunidad científica y la gente es torpe, y no entiende nada que la genética no les explique.

–¿No es eso como admitir, de entrada, que casi no hay nada que hacer por ustedes?

–Claro, como si no pudiéramos ser estimulados, como si no pudieran enseñarnos. De ese modo no tienen que asumir su responsabilidad. ¿Y cómo lo explican? Pues diciendo que éste es mosaico. Otro argumento es decir que tengo un síndrome leve, o que soy límite.
Pero no, soy puro.

–La primera vez que hablé con su madre, ya me di cuenta de que no era una madre corriente.
–No lo es. Nada de esto hubiera ocurrido si ella no hubiera actuado como lo hizo. Y de una madre no corriente nace un síndrome de Down que para mucha gente no es corriente.

–Pero dentro del Proyecto Roma, que es europeo, ¿cuántos han ido a la universidad como usted?

–Sólo yo. Pero igual que entre los normales hay diferencias, y no todos llegan a la universidad, lo mismo pasa con nosotros. Cada uno llega a lo que llega. Y eso me da una responsabilidad muy grande. Hace unos días, unos padres que iban a un congreso internacional del Proyecto Roma me decían: “Pablo, tú eres un pilar fundamental del proyecto”. Me lo han dicho muchas veces, que he marcado un camino.

–¿Sus padres le han empujado a que usted mismo hiciera las cosas, consultaron a los médicos cuando era pequeño?

–Cuando empezamos, más que consultar a los médicos, eran ellos los que decían a los médicos qué había que hacer. Ellos decían: este niño no podrá aprender más que las cosas más sencillas, y mis padres no les hacían caso: tu ocúpate de las amígdalas, que yo me ocupo de su educación. Nunca creyeron que no podría aprender, nunca creyeron a mi médico, y eso que era muy bueno y me quería mucho, pero su mentalidad era de aquella época. Mis padres siempre pensaron que yo debía ser autónomo y me educaron para ello. Don Miguel López Melero ha sido un acicate. Cuando era niño, me hacía pequeñas putaditas. Por ejemplo, decirme que me iba a recoger y luego no venir, dejarme solo, para ver qué hacía. Fíjate qué listo. Y yo, además de maldecir a toda su parentela y de estar muerto de hambre, pues tenía que arreglarme la vida, tomaba un autobús. Toda una aventura. Todos, mis padres, mi hermano, mi tío, se turnaban para espiarme detrás de un periódico, como detectives. Incluso si caían cuatro gotas y le pedía a mi padre que me llevara al colegio, me decía: “Ponte el impermeable y vete en autobús”. Mis padres han sido fuertes, nunca han cedido, nunca les he pillado el punto débil.

–Entonces no ha estado superprotegido.

–Pero sí tuve una figura protectora. Era mi tía Encarna. No tenía hijos y me quería mucho. Hasta hacerme mal, en el sentido de que cuando iba a su casa me untaba la mantequilla en el pan, por ejemplo. Si me quedaba solo en casa, me decía que fuera a dormir con ellos, no pensaba que podía dormir solo. Cuando murió fue un mazazo, pero también un punto de inflexión; dejé de tener a alguien que me protegiera de ese modo. Poco después de que ella muriera, mis padres tuvieron que viajar, y eso para mí fue una lección de autonomía. ¡Por fin! Porque mi tía me adoraba, pero era el elemento perturbador. Una vez fuimos de viaje con Miguel Melero, ella era muy sorda, y en el aeropuerto empezó a ponerme el azúcar en la leche. Entonces, don Miguel hizo una cosa muy bruta: le pegó un manotazo a mi tía, cosa que le sentó fatal. ¡Ja, ja, ja! El caso es que cuando ella murió disfruté de esa autonomía. Tenía que ir a comprar, manejar dinero. Fue un cambio muy grande, empecé a hacerme la cena: el huevo frito, la ensalada, el churrasco. Son cosas fáciles, pero normalmente un síndrome de Down no las hace; si tiene unos padres protectores no lo hace. Porque hay fuego, agua hirviendo, etcétera.

–Usted tiene un buen vocabulario.

–Leí muchísimo. Anuarios, revistas, periódicos. Todo.

–¿Y novelas?

–Mi madre me dice: “Tienes que leer novelas en vez de leer anuarios”. Pero los anuarios me encantan. No sé, pero tengo mucha memoria y asocio lo que pasó un día con lo que ese mismo día me pasó a mí. Las novelas no me dicen nada. Prefiero escuchar Los 40 Principales que leer una novela. Parece una tontería; es más, es una tontería decir algo así, pero ¿qué pasa?, pues que Los 40 Principales es lo que escucha la gente de mi edad, el mundo real; es la música que escuchan los jóvenes. Y las novelas no lo son. Los jóvenes no leen novelas, y a lo mejor por eso yo tampoco las leo. ¿Qué quiero yo? Pues ser un joven, reivindico ser un joven. Ése es un tema que tengo con mis padres, un debate filosófico. El año en que lo pasé mal en el instituto, aquella lucha con los chicos, eso me hizo madurar. Tenía 15 años, y los padres a esa edad tienen un gran peso; entonces me aficionaron a la música clásica, a la cultura, y yo me quedaba en la burbuja adulta de la cultura, en lo sesudo. Y cuando me quedé solo en casa, me dije: ahora tengo que sacar mi parte más joven, esto se acabó. Se acabó Beethoven. Mi madre dice que me he convertido en infantil, que he retrocedido, que antes me interesaba la cultura más que ahora. Pero no es eso... Lo que estoy haciendo es ponerme en mi sitio. Me hace falta la música moderna, los grupos. Es que estaba estudiando a Piaget con canto gregoriano. ¡Imagina estudiar a Piaget con canto gregoriano! Para morirse, vamos; para tomar los apuntes y tirarlos por la ventana. Lo cambié por Los 40 Principales, y como que me animé y hasta me entraba más fácil.

–¿Y piensa que, como hacen los adolescentes, se está enfrentando ahora a sus padres?

–Sí. Viví demasiado con los adultos. Incluso me lo decía mi profesor de apoyo: “Pablo, que te estás aislando”. Porque me quedaba en casa con los libros y la música clásica. Y ahora hay otra puerta, la use o no. Creo que esto forma parte de la lucha por la autonomía, por primera vez me atrevo a tener mis propios gustos. Cuando veo a mis sobrinos, que están ahora con el violín, con el canto, pienso: con 15 años, mira que son sosos. Con 15 años, lo que uno quiere es salir y divertirse. Pero no lo digo nunca, me lo callo, pero lo pienso. Si yo tuviera 15 años, me iban a meter a un coro a cantar el miserere... Y eso no quiere decir que no esté bien con mis padres. Pero es otra cosa. Ellos se están acostumbrando; me han dejado, creo, como un caso perdido. Antes, si quería ver Operación Triunfo, me decían: “Pablo, ¿qué haces?, eso es un comecocos”. Ahora saben perfectamente que lo voy a ver.

–Antes decía que su profesor le decía que se estaba aislando. ¿Hasta dónde llegaba su confianza con él?

–Con él hablaba de todo, de cosas que no hablaba con mi madre: de sexo, por ejemplo.

–¿A qué edad empezaron a gustarle las chicas?

–Siempre. Siempre estaba enamorado. He tenido muchos amores platónicos. Cuando veo una niña muy guapa, es que ya me estoy enamorando. Las chicas guapas me encantan. En BUP ya me interesaba estar con las chicas. Las de clase me trataban con naturalidad, una me metió en un grupo de Acción Católica. Salía con ellos, después de la misa nos esperábamos fuera. Y un día, era 1992, después de las navidades, los esperé como siempre. Diez minutos, quince, media hora, tres cuartos de hora, y allí no salía nadie. Estaba mosqueado, hasta que apareció alguien. “¿Oye, dónde está la gente?”. Contestó que se habían ido hacía tiempo. Me fui llorando a lágrima viva. Llegué a casa de mis tíos con los ojos supercolorados. “Pablo, ¿has llorado?”. Y a partir de ahí dejé el grupo. Luego estuve con los boy scouts. En aquella época siempre buscaba amigos y quería saber qué pasaba con las chicas, cuál era su mundo. Entonces desconocía el significado del concepto desengaño. Apareció otra chica, siempre las encontraba, y me encandilé. Era muy guapa, lo intenté, “qué guapa eres”, hasta que un día vi al novio, y vaya... Cuando se lo comentaba a mis padres, me decían: “Hombre, Pablo, es que tú te fijas en unas chicas muy guapas”. En aquella época era un enamoramiento espiritual, más que carnal.

–¿Y luego?

–En los scouts había otra chica, ¡Dios mío de mi vida...! Y lo mismo. Hasta que en un campamento se mascó la tensión. Estaba el novio de ella, era un compañero, y él en broma dijo: “Así que te gusta fulanita...”. Fue terrible, lloré, me fui, ella vino hacia mí: “Pablo, somos muy buenos amigos, no tenemos que dejar de ser amigos”. ¡Qué mal me sentí! Fue lo peor que podía decirme. Y así me di cuenta de que el tema de las chicas era muy difícil..., una dificultad añadida. Supe que el síndrome de Down iba a marcar mi vida, que las chicas no querían enamorarse de mí porque era síndrome de Down. Y todavía me sigo rebelando contra ese pensamiento. Pero sé que esa posible novia debería ser tan especial que pocas podrían serlo. Las chicas normales no me quieren; tienen muchos prejuicios, tienen miedo, tienen una familia. Fíjate lo que diría un padre que se diera cuenta de que su hija tenía un novio con síndrome de Down...

–Pero dice que se rebela contra ello. ¿Podría ser su próximo reto encontrar una chica apropiada?

–Pero besarse ya sería un escándalo público. Imagínate. Los mayores se escandalizarían, irían a buscar un guardia, se armaría la gorda. Me da miedo. Hace un par de años estaba solo en la playa, hablando por el móvil, y a los cinco minutos ya tenía un guardia civil al lado. “¿Te pasa algo?”. “Nada”. “Es que me ha dicho una persona que estabas perdido.” Imagínate, por estar hablando por el móvil... Si estoy besándome con una chica, no es que venga un guardia civil, vienen cinco.

–¿Le gustaría vivir solo?

–Poder, podría, pero se está muy bien en casa de los padres, las cosas como son. El otro día vi un reportaje sobre universitarios donde se decía que la mayoría vive con sus padres, porque la vida está muy cara y eso... Yo me considero uno más, tengo los mismos problemas que cualquier universitario. Además empecé a trabajar en febrero, en el área de bienestar social del Ayuntamiento. Me dedico al sector de los discapacitados, soy lo que se llama un sensibilizador. Viene gente con discapacidad a preguntarme qué puede hacer, y sus padres, a consultarme.

–Después de sacar una diplomatura en magisterio en la universidad, ahora se está licenciando en psicopedagogía.

–Es un poco más difícil, más abstracto. Sobre todo la parte de los psicólogos, como Piaget. Es como un desierto. Espero acabar este curso, y entonces será cuando oficialmente me licenciaré. Y mi destino quiere ir por ahí, aconsejando, orientando. Ahora el director del área de bienestar social me ha incluido en un proyecto de la Unión Europea que es para fomentar el empleo con apoyo, y para lo cual hay que hacer una labor sensibilizadora muy importante; yo voy a ir a las empresas con ese fin. Quieren crean una red de empresas solidarias donde puedan trabajar los discapacitados. En este trabajo estoy con un equipo eminentemente femenino, con Inés, María, Lola, y otros dos chicos, Dani y Andrés. Es un apoyo psicopedagógico, y estoy contento, hace que me sienta útil.

–Leía el otro día en un libro que ser Down, como sucede con otras cosas, lo coloca a uno en una categoría que pesa mucho más que las potencialidades que se tengan, los talentos que pueda tener.

–Te etiquetan y de ahí no sales. Toda la vida voy a llevarlo encima. Así como a David Bisbal le llaman el triunfito, a mí me llaman el síndrome de Down. Hay consuelos, como que el director del área de bienestar social les dijera a mis compañeros: “Explotar a Pablo, que tiene mucha capacidad”. Es decir, yo veo que en el trabajo me consideran útil, y eso me gusta. Pero lo que más me compensa es demostrar lo que somos capaces de hacer, que lo vean a través de lo que yo hago. Claro que esto sólo se puede entender si a uno le importan los demás, si eres progresista.

–¿Usted lo es?

–Lo soy. Por eso critico ese discurso conservador que hay ahora, en lo educativo, lo social, lo político. Por eso me pongo en contra de la ley de calidad educativa, porque es conservadora y significa una involución en el plano de la educación de los discapacitados. ¿Cómo se llama de calidad una ley que consiste en hacer más exámenes y reválidas en una sociedad en la que hay que potenciar los valores sociales? Es una ley retrógrada con respecto a todo lo que se ha hecho en la anterior época en medios de atención. Yo no puedo estar a favor, el discurso de ahora es meternos en guetos. Como tampoco puedo estar a favor de la guerra. Es que no puedo. Ni con los políticos que están ahora en el poder. Y además, el discurso respecto a los discapacitados es global, afecta lo mismo a los Down que a los negros, a los árabes; a todos los diferentes. El respeto a los derechos humanos, el de ser todos iguales, es lo que tiene que estar por encima de todo. Por encima del dinero, del poder, de la competitividad. Y en eso se está retrocediendo. Con los líderes tan conservadores que tenemos en el plano mundial, Berlusconi, Sharon, Bush..., ¿adónde vamos a ir? Nos ha tocado vivir un momento muy duro a los progresistas.

De El País, de Madrid
02.08.05 http://www.estimulaciontemprana.org/pablopineda.htm

viernes, 7 de mayo de 2010


ACCESIBILIDAD… ¿ESTAMOS TAN LEJOS? UN RECUENTO…

Ps. Sandra Milena Casas Herrera

La discapacidad ha sido una constante en la historia de la humanidad y, tiene que ver en gran parte con las actividades realizadas por el hombre y sus riesgos, sobre todo en las discapacidades que afectan la movilidad. La prevalencia de ciertos tipos de discapacidad en nuestros días es muy diferente a la de la edad media en incluso la del siglo XIX, precisamente porque la construcción de máquinas que superan las capacidades humanas, conlleva a una exposición mayor del cuerpo y a la aparición de condiciones nuevas que (como en el caso de la lesión medular), son de gran importancia porque afectan a gran número de ciudadanos en todos los países. El aporte del automóvil al ahorro del tiempo en el desplazamiento y, de los demás medios de transporte, es innegable y necesario; no obstante, no podemos olvidar que debe desarrollarse paralelamente a los adelantos tecnológicos, investigación en otras áreas, con el fin de resolver los posibles problemas que nos causen.

Desafortunadamente los adelantos en accesibilidad no son desarrollados paralelamente a las nuevas tecnologías. De hecho, son precisamente las personas con discapacidad las que terminan por dar la luz sobre la forma de hacer accesible un espacio o actividad. Si bien es cierto que solo en 1982 el Programa de Acción Mundial para las Personas con Discapacidad, de Naciones Unidas, instala el concepto de “Accesibilidad física integral” como condicionante para la integración y normalización de la población involucrada en la denominación personas con movilidad y comunicación reducida (Nelida, 2005), la accesibilidad buscada como algo que nace con el ser humano, era algo presente desde mucho antes. La Universidad e Illinois presenta los registros fotográficos de las primeras rampas, escritorios adaptados, salones comunitarios, cocinas, etc., siendo elementos que cada persona iba integrando con el fin de solucionar una necesidad (visiten www.library.illinois.edu, para que vean las fotografias)

Y, es que claro, solo quien vive dentro de ese marco de movilidad y de acción puede calcular qué puede mejorar su desempeño. La accesibilidad es una meta que cualquier ser humano desde el nacimiento lucha por lograr (si no miren las maravillas que se inventan los ninos, para llegar a donde quieran, tomar lo que quieran y lograr que los asistan cuando ellos quiere, y eso lo hacen cuando no caminan, no hablan y no saben ni siquiera el nombre de las cosas que toman para lograr sus tareas). Por lo tanto, la accesibilidad no es algo que se de cómo un valor agregado en la sociedad, es un asunto humano que toca con la dignidad, porque es habilitar las condiciones para que una persona logre su desarrollo personal, profesional y familiar de acuerdo con sus capacidades y, no de acuerdo a las limitaciones del medio.

Pero lo que pasa es lo contrario, en la mayoría de los casos las personas deben tomar en cuenta las barreras antes de decidir qué hacer y cómo invertir su tiempo. Esto no resulta de la inexistencia de la legislación respectiva que avale los acuerdos a los que se han llegado, se debe a la pobre integración de los profesionales en la construcción, mantenimiento y potenciación de estos elementos. Lo anterior, se hace más evidente hoy que la accesibilidad pasa de ser universal (en el sentido de que todos los espacios tengan las mismas características) a ser integral, es decir en la que se estudian variables como la población, frecuencia de uso, necesidades de capacitación de la población para preservarlas y las necesidades puntuales de cada población de acuerdo con las actividades productivas que se desarrollan, los campos de aplicación del conocimiento (es decir donde trabajan las personas) así como los espacios donde se socializa.

Es, precisamente la ausencia de integración en el trabajo la que produce iniciativas aisladas, y eso carece de sentido cuando poseemos profesionales de todas las áreas que se gradúan por montones todos los años. La cuestión pasa a ser como en la gran mayoría de los casos un “asunto presupuestal”, las empresas se preguntan ¿para qué pongo a trabajar juntos arquitectos, urbanistas, ingenieros, médicos, psicólogos, trabajadores sociales, educadores, si se trata solo de crear un espacio?, y a la respuesta que suelen llegar es que no es necesario pensar en eso hasta que sea urgente. Pues la verdad es que el estudio del ambiente humano no es tan simple y no da tiempo para presentar síntomas, no requerimos solo del espacio si no de sus condiciones, cuando las condiciones no son aptas incluso las relaciones entre las personas se dañan y se tornan conflictivas, porque encuentran barreras que les quitan el tiempo dedicado a las actividades familiares: de hecho las personas llegan más lejos e incluso puede no laborarse en un edificio en el que se dañe el ascensor. Es decir, lo que el espacio es y sobre todo como se lo conserva, termina por reflejarse en nosotros, si el espacio en el que nos movemos es limitado pues imagínense como son nuestras acciones…

A la final en lo concerniente a accesibilidad estamos muy cerca y, muy lejos al mismo tiempo; cerca porque es viable y se puede hacer, lejos porque la iniciativa la deben tomar las personas, particulares y organizaciones preocupadas por el tema, priorizando la integración de saberes para ofrecer ambientes que dignifiquen. La tarea es lograr la integración de profesionales e instituciones, porque no es tarea de una sola profesión, es más bien una tarea tan integral que nos muestra precisamente lo que le ha faltado a cada profesión y a cada entidad para hacer real, visible, tangible y durable ese titulo tan bonito… “ACCESIBILIDAD”.

BIBLIOGRAFIA

_PROGRAMA DE ACCION MUNDIAL PARA LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD (Documento on-line, consulta mayo 4 de 2010 en: http://www.oas.org/dil/esp/Programa_de_Accion_Mundial_Resoluci%C3%B3n_37-52_1982.pdf)

_ILLINOIS UNIVERSITY (archivo fotográfico, consultado mayo 7 de 2010 en: www.library.illinois.edu.

¬_RODADO, Carlos; GRIJALBA, Elizabeth. La tierra Cambia de Piel: una visión integral de la calidad de vida). Ed. Planeta, Bogotá 2001.

domingo, 2 de mayo de 2010

TRES DECADAS DESPUES: EL SUBDESARROLLO MENTAL NO HA SIDO SUPERADO







¡Con que gran respeto se debe mirar a cada persona, a cada comunidad, a cada sociedad, a cada nación! (Héctor Abad Gómez)



Ps. SANDRA MILENA CASAS HERRERA
UPB



Trabajar dentro del área de la salud, devela la infinita cantidad de dificultades en la aplicación del saber científico y la consecuente modificación de los programas existentes. Héctor Abad Gómez, develaba mucho antes de que si quiera estuviésemos en las facultades de medicina, psicología, trabajo social, y las demás áreas vinculadas al sector salud, enorme trabajo que implica poner a funcionar la famosa definición de la OMS: “define salud como el estado de completo bienestar físico, mental, espiritual, emocional y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades. La salud implica que todas las necesidades fundamentales de las personas estén cubiertas: afectivas, sanitarias, nutricionales, sociales y culturales”.


La definición sigue siendo utópica, porque para emprender tareas que satisfagan mínimamente las necesidades básicas de las personas, se necesita además de inversión, la vinculación de los investigadores en la formulación de los planes y, más allá de eso que es un objetivo alcanzable, se encuentra la enorme barrera de la comunicación entre las ciencias. Y esta tarea no es una que la universidad obvie dentro del su formación; al contrario, se intenta de muchas formas aumentar la participación y la comunicación entre saberes. Lo que no se aborda dentro de la formación es la obvia necesidad de que el profesional pueda, a través de lo que descubre en su quehacer plantear estrategias que mejoren la salud de las personas, desde ese paradigma de la calidad de vida, el mismo que muchos políticos usan como frase de campana pero que en pocos casos se detienen a nombrar las intervenciones y medición del éxito de los programas.

Si bien los profesionales de la salud tenemos participación en la puesta en marcha de los proyectos destinados a mejorar la salud, estas acciones están mediadas por políticas internas de las instituciones. De este modo, cada ambiente laboral se convierte en una isla aparte en la que se promulgan ciertos valores, prioridades y, ciertas formas de tratar al ser humano. Y si bien, poseemos dentro de los códigos de ética obligaciones tendientes a prevenir y erradicar prácticas que afecten la dignidad y la calida de vida de las personas, no es tan cierto que se den las condiciones para implementar estos dos elementos dentro del eje central de toda empresa, comunidad y país.

Las acciones mediadas por los empleadores, las instituciones, interrumpen el proceso de confrontación entre la teoría y la praxis. Cuando esto sucede los conocimientos se convierten se estancan y, terminan por ser una pobre reproducción de lo que se encuentra en los libros, reproducción que se torna absurda cuando seguimos literalmente conocimientos surgidos en países distintos con condiciones distintas y programas de salud totalmente diferentes. La anterior es la típica dificultad de las “ciencias blandas” (que paradójicamente son las que más le pesan a los padres cuando los hijos escogen carrera y las que más impacto tienen en el desarrollo integral de cualquier tipo de empresa o institución).

Esta verdad no es un secreto, todos las conocemos y se asume por las dificultades que nos genera trabajar dentro del mismo contexto donde vivimos e interactuamos y, por tanto, la objetividad se desdibuja, a tal punto que a veces la sociedad no sabe exactamente que hacemos ni para qué.

El producto del subdesarrollo en este nivel es una sociedad con enormes contrariedades, donde hay un camino demasiado largo entre el saber científico y la aplicación. Sucede que el profesional tiende a separarse cada vez más de esa obligación social y ética que ha asumido en su formación, con un fin personal: sobrevivir, tener trabajo. Porque sucede que el señalamiento de condiciones de trabajo que van en contra de la dignidad y la estabilidad de los trabajadores y pacientes toca fibras tan profundas dentro de las empresas que producen la sensación de que los cambios desorientan y deforman sus sistemas de funcionamiento y productividad porque se cuestiona altamente la obligación que tendrán en garantizar calidad de vida y dignidad; conceptos muy populares por estos días pero difíciles de asir, pues cada cuestión que tiene que ver con ellas implica convertir cada proceso dentro de la empresa y la sociedad, un proceso en el que el eje no sea el ser humano y no la función que desempeña.


Las leyes concernientes a las condiciones laborales existen si, pero los empleados y sociedad necesita agentes independientes de las políticas que velen por la preservación de estos derechos y, que esta tarea no termine por sacar al profesional del sistema laboral. La independencia es necesaria en el ejercicio profesional, y en Colombia necesitamos que se ejerza la autonomía, pues solo los profesionales en salud podemos ser garantes del cumplimiento de estos requisitos. Si bien cada persona tiene el deber de hacer valer lo que por derecho le corresponde, la urgencia de sobrevivir suele tener más peso que la calidad de vida y la dignidad.


Nuestro atraso el resultado de haber pasado por décadas de violencia y corrupción que dejaron la población tan afectada que ven como un gran beneficio por lo menos conservar la vida, por lo menos conservar el trabajo, sometiéndose a condiciones laborales lamentables. Los causantes de la crisis laboral Colombia teniendo orígenes en fenómenos como la tercerización, las pobres condiciones ofrecidas a los empleados, etc., tiene también etiología mental, porque como llamar de otra forma algo que funciona de forma tan caótica, continúa y se propaga sin que se exponga el debilitamiento emocional, familiar y físico que afrontan los empleados y los pacientes.

Tal vez hoy debamos tener más temor por los estragos de la máquina burocrática.

viernes, 30 de abril de 2010

EL CASO DE "JHONY" AMPUTACION CONGENITA BILATERAL




JHONNY

Jhonny es un niño de 20 meses nacido en Medellín. Al nacer se le diagnóstico amputación congénita bilateral, lo que significa que carece de ambos brazos. Esta patología hace que las tareas de adaptación del menor sean más complejas, pero no imposibles. El niño logra tomar objetos y, generalmente cuando se da esta condición las extremidades existentes pasan a asumir funciones de las faltantes. Los recursos de su familia no son muchos, por eso la línea social de SALUD PSI, ha asumido gracias a algunos padrinos que ha aparecido esta semana, orientar los procesos que sigan con él. Las ayudas recibidas se utilizaran en adquisición de material didáctico y para el pago del proceso terapéutico (hasta donde este sea posible).

Esperamos recibir información sobre las posibilidades de adaptación de prótesis y las adecuaciones en los espacios en los que interactúa. El seguimiento de este caso nos permite observar las condiciones reales de los procesos de inclusión y plantear las modificaciones o cuestionamientos debidos, de acuerdo con el tipo de discapacidad. Sobre todo, si tenemos en cuenta que la cuestión de las adaptaciones en el aula son problemáticas para algunas instituciones y no todas se encuentran en capacidad de hacerlo.
Usted también puede ayudar, para ello escriba al correo saludpsi2010@gmail.com o milena1492@gmail.com o visite el grupo en facebook SALUD PSI.
Puede también escribir de algún caso en el que sea necesario buscar profesionales para brindar adecuada asistencia al paciente. A través de este medio es posible encontrar profesionales que direccionen el proceso adecuadamente.

PARA SU EMPRESA

En caso de tener dentro de su personal una persona con amputación congénita. Recuerde las siguientes recomendaciones para facilitar el desarrollo de las tareas de su empleado y, facilitarle a él mismo la adaptación y continuidad laborales .


Amputaciones de las Extremidades Superiores (dedos, manos, o brazos)
• Teclado/ entrada de datos- Teclados de una sola mano, tutorías para este o para ausencia de dígitos, software para el reconocimiento del habla, teclados con teclas grandes, ratón de pie, pantalla digital táctil, etc.
• Escritura- agarradores, equipos ortoticos para el brazo, grabadoras, tomadores de notas, y sujetapapeles
• Uso del Teléfono- altavoz, teléfonos programados para almacenar números, sostenedores de teléfonos y teléfonos manos libres.
• Uso de herramientas- agarradores de puño, agarradores ortoticos, herramientas ergonómicas, herramientas vibradoras y amortiguadoras para envolver, guantes, tornillo de banco, posicionadores controles o pedales, pistolas para adjuntar o sujetar, y equipos de medidas digitales
• Utensilios de levantamiento- equipos de levantamiento portables, compuertas de levantamiento y montacargas
• Trasporte de herramientas- carretas livianas, bolsos y carretas automáticas o monopatines con cesta para transportar los utensilios
• Llenar planillas- archivos laterales, archivos rotatorios, disminuya el numero de archivos por gavetas y use reglas como palancas
• Aseo del hogar- aspiradoras livianas, aspiradoras de espaldas, cubiertas con volantes y encendedores a control remoto
• Conducción- botón de dirección, dirección asistida, guantes de ajustamiento, cubiertas de volantes, y encendedores a control remoto

Amputaciones de las Extremidades Inferiores (dedos y piernas)
• Al subir— escaleras eléctricas, plataformas de levantamiento para silla de ruedas, escaleras para sillas de ruedas, escaleras móviles, plataformas de trabajo y equipos de levantamiento hidráulicos
• Ayuda para permanecer de pie- taburetes para poyarse o sentarse, herramientas para ayudar en las tareas por realizar, alfombras anti-fatigas, y recesos para el descanso
• Levantamiento/ transporte – equipos de levantamiento, grúas, montacargas, monopatines, carretas hidráulicas de levantamiento, carretas livianas con ruedas aumentadas y compuertas de levantamiento
• Conducción- control de mano, sistemas automáticos para el cloche, pedal,acelerador para el pie izquierdo, transmisión automática y estacionamiento particular
• Caminatas- bastones, muletas, sillas de ruedas y monopatines automáticos



DEFINICIÓN:

Extremidad ausente

La extremidad ausente (amputación congénita) es un trastorno en el que falta alguna extremidad al nacer (un brazo, una pierna o bien parte de uno u otra).

A menudo se desconoce la causa. La talidomida, un fármaco utilizado por algunas mujeres embarazadas a finales de la década de los años 1 950 y comienzo de los años 1 960 para las náuseas matinales, fue retirada del mercado cuando se la identificó como la causa de esta clase de defectos. La talidomida provocaba el desarrollo de apéndices similares a aletas en lugar de los brazos o las piernas. Los niños suelen acostumbrarse con facilidad a usar un miembro malformado y, por lo general, se puede construir una prótesis para que éste resulte más funcional (/www.msd.es/publicaciones/mmerck_hogar/seccion_23/seccion_23_254.htm].

miércoles, 28 de abril de 2010

LA GENERACION PERDIDA



Ps. Sandra Milena Casas Herrera

... a la conciencia también se le puede hacer cirugia plastica

En los primeros años de colegio, uno se sentía afortunado por todo lo que nos contaban acerca de los avances de la humanidad. Pensaba yo: "vamos a hacer de todo cuando grandes, de todo lo bueno…ingenierías, literatura, artes, ciencia y la llegada de los computadores…vamos a ser la una generacion del conocimiento.


Sin embargo hay algo que bajo las asignaturas regulares, encubren las instituciones y, esto es, un código de silencio: no a la protesta, no a la confrontación del saber, no pensar demasiado, solo lo suficiente para aprender y no emprender. Por esto resulta vergonzoso cuando las instituciones apabulladas por los problemas de los jóvenes, llaman a los padres de familia a que creen conciencia (como si fuese una especie de magia mental). La conciencia existe como una necesidad del hombre para sentirse parte del mundo y no un objeto extraño, pero puede perderse a punta de silencio, la conciencia social, la humana, la conciencia de la obligatoriedad ética de toda profesión, la conciencia de dolor común cuando sabemos que sigue muriendo gente sin causa y que en el país se volvió un negocio peligroso disentir.


Después de ser acallados los primeros impulsos reaccionarios, la tarea con el tiempo es cada vez más difícil, casi imposible. Cuando se trabaja con grupos empresariales, familias e instituciones, emergen esas voces que quieren llamar a provocar la conciencia humana y, generalmente, el que calla es uno mismo, porque las palabras rebotan, no encuentran eco, acto seguido uno se siente más identificado con la familia de los aliens, de las piedras o de cualquier cosa que no sea tan incoherente como el ser humano.

A la final, de esa generación que iba a brillar, no brillan muchas cosas. Se suponía que tendríamos más tiempo, nuestros padres prácticamente nos pasaron de la religión católica a la religión educativa, en esa época nadie admitía no dar educación. Los que fuimos educados a partir de 1980 pudimos ser grandes en muchas cosas, pero el proyecto perdió adeptos con la emergencia de la belleza y el hedonismo. Tal vez con algo de razón, porque si hay algo lo afea a uno ante los demás es hablar de lo que no quieren escuchar, porque escucharlo significa renunciar a un ideal egoísta. No puedo olvidar la frase de mi mamá cuando yo iba a una entrevista o le comentaba algún cambio urgente en la empresa: “,no diga todo lo que piensa, acostúmbrese a las cosas que le molestan, porque si no le va a tocar renunciar de todas partes”… Y ha tenido razón.


Si no se nos permitió en el colegio o en la universidad disentir, menos lo harán en el mundo laboral. Los que hacemos parte de las ciencias psi y de la salud, somos profesionales regidos por el código de ética, pero la gran mayoría de las veces, nos convertimos en profesionales del silencio. Servir en primer lugar a la productividad, comulgar con ideas tan atroces, como pensar que ser buen trabajador es poder trabajar bajo presión y obviar atropellos contra los derechos humanos y la salud mental de los empleados. Algo sigue quedando de los procesos de selección nacidos en Alemania para reclutar mejores soldados, nos queda de fondo la idea de ir al trabajo como a un campo de batalla, donde solo prima sobrevivir, conservar el sueldo y lo demás, es solo parte del paisaje.


No, definitivamente no somos tan brillantes, porque sabemos todo lo que está mal, pero preferimos lo que sólo se mejora artificialmente, con efectos personalistas y sin trascendencia en lo social. Es una generación con delirio de juventud eterna, una juventud perversa conservada a toda costa; las madres ya no debe decirle a los niños la conocida frase “come porque hay muchos niños que se mueren de hambre”; deben decir cosas tan insensatas como “ponte la silicona porque a otras niñas pobres les toca quedarse así”.

De pronto brillemos cuando tengamos ochenta anos, cuando se desate una emergencia en la salud porque definitivamente nos toque afrontar la vejez y la fealdad, sin más remedio, sin poderse resistir, porque en ese momento la vida nos mostrará contundentemente que la garantía de felicidad estaba en lo que vimos, en lo que no dijimos en lo que no hicimos, en las pasiones que dejamos olvidadas,. La felicidad requería no prostituir las ideas por un salario y una pensión, era abusar de la capacidad de amar cada persona y cada cosa por su belleza innata, duradera e impalpable.

De otro lado, podremos dejar de ser profesionales del silencio, aceptar la pobreza que nos genera no adaptarnos a los ambientes alienantes, adquirir el hábito de conformarnos con poco, continuar en entrenamiento secreto para mantener el corazón, la sensibilidad y la ética. Podremos ser profesionales de la pobreza, para la pobreza y contra la pobreza, profesionales del afecto, la ética y defensores del libre ejercicio de pensar, decir y ejecutar… profesionales que podemos ser vistos como residuos sociales porque todo acto de contradicción hoy se ve como ilegalidad… pero sobre todo, profesionales que sabemos lo que se siente, hasta el aroma que tiene para el alma, ayudar a que otros vivan dignamente, crezcan con conocimiento, sabemos que es ver sonreír a alguien después de un largo proceso terapéutico, en el que el objetivo principal era sacar los residuos desastrosos de la violencia y el desamor.

lunes, 12 de abril de 2010

CALIDAD DE VIDA Y DISCAPACIDAD

CALIDAD DE VIDA Y DISCAPACIDAD

O de la debida capacidad para gestionar las variables del bienestar

Ps. SANDRA MILENA CASAS HERRERA



Aunque el título es ambicioso, no se trata de ser reduccionistas al mejor estilo de los colombianos y pretender dar la receta de la felicidad en unas páginas. Aún así, es pertinente cuestionar el tan manido concepto: ”calidad de vida”. Y es que resulta que con el estribillo de mejorar la calidad de vida se puede promocionar cualquier cosa, desde un carro, una casa, la salud, la educación, las condiciones de vida de la pareja, etc. Esta perspectiva podría ser el resultado de una implementación exitosa en la cultura colombiana de planes estructurados integralmente, es decir, del resultado de tener investigadores en la a base de los programas y sus procesos con una visión científica de las cuestiones concernientes al bienestar humano.

Desafortunadamente no es así, “calidad de vida” es un término que cabe en todos lados porque suena bonito, porque vende y porque no hay mejor gancho para hacer política que referirse a todo sin especificar en nada.

Lo anterior indica algo crucial para quienes trabajamos en las áreas de la salud y las ciencias sociales; nos pone de manifiesto el fracaso en la participación activa en la construcción de programas producto de los conocimientos que adquirimos. Pues si bien, hacemos parte activa en la ejecución de programas, aún dejamos que los mismos presenten errores de construcción gravísimos, con consecuencias indeseables para los receptores. Errores graves como el hecho de que aún profesionales como los psicólogos no tenemos la participación deseable en la construcción de políticas en torno a la salud, pues el de las EPS es un mundo en el que cabemos a los golpes, solo como último recurso e incluso, cuando el médico general ya ha asumido en 25 minutos de atención los roles de médico general, psiquíatra y psicólogo. Este modelo es rápido y en países como Estado Unidos, por ejemplo, se concluye que la mayor parte de los medicamentos antidepresivos y los sedantes para problemas de insomnio con formulados en un tiempo promedio de 5 a 7 minutos y, por un medico general.

Esto sumado al hecho de que la calidad de vida como eslogan, vende todo y cura todo; pone en evidencia un grupo de profesionales que estamos en vía de extinción (eso lo pueden avizorar por los salarios asignados) o, que estamos induciendo una crisis en el gremio que llama a la conformación de líneas de investigación serias y adecuadas a nuestra realidad. Y, como el segundo caso es más alentador que el primero, debemos asumir el reto de construir el conocimiento propio para profesionales que trabajen en nuestro contexto, de acuerdo con nuestra historia y, con las incongruencias existentes en materia política.


Ahora bien, ¿por qué la discapacidad sirve de marco para referir las dimensiones del concepto calidad de vida?., básicamente por dos simples razones; la primera es que la ausencia de una cierta esfera de nuestras capacidades, obligatoriamente lleva a reevaluar el proyecto de vida en torno a lo que si existe y, en segundo lugar, porque en el trabajo con la población en situación en situación de discapacidad motriz, sensorial y/o cognitiva, se encuentran todas las barreras sociales existentes y el impacto en la vida de las personas. Pero esas condiciones, no aplican únicamente para esta población, al contrario, expresan vacíos en todos los ámbitos, en todas las clases y en todas las esferas del poder.

Así, Calidad de Vida, en un marco de referencia con tantas carencias, es un término difuso, mas no es así en e contexto científico, en el que se ha estudiado hasta hacerlo objetivo, rastreable y mesurable.

Cuando se recibe al paciente, generalmente remitido por presentar una condición específica, vista en lo social como una falta, que no se puede negar y, por tanto se tiene que tratar; la construcción del profesional a cargo, termina teniendo impacto en la calidad de vida y, es así porque generalmente la angustia del paciente y la familia gira en torno a las limitaciones futuras para desempeñarse en el mundo. En cierto modo, se procura redefinir la identidad del paciente en torno a sus nuevas posibilidades, este procedimiento que si bien en adecuado, también lleva a un sin numero de errores y omisiones, pues en ese proceso también se evidencia la incompetencia de los servicios de salud, la carencia en investigación en patologías específica, la ausencia de políticas en torno a la inclusión, las dificultades en la accesibilidad, las restricciones económicas de lasa familias para hacerse participes de todo el proceso, etc., etc., etc. Lo que develan estos casos es falta de conocimientos y la presencia de procesos estandarizados en los que no se particulariza y, se hace general lo que es una vivencia particular.
Básicamente lo que abarca la calidad de vida, se resume en cuatro componentes:

a) NIVEL DE VIDA: acumulación de bienes materiales, nivel de consumo, y la distribución de los recursos más allá de lo que cubre el producto interno bruto (PIB), pues también incluye actividades que no se reflejan en este índice pero que hace parte de la vida económica del país.
b) CONDICIONES DE VIDA: el conjunto de bienes que forman parte social de la vida humana. Este es un espectro amplio y tiene mucho que ver con la igualdad en las oportunidades. A grandes rasgos: esperanza de vida al nacer, mortalidad infantil, analfabetismo, cobertura y calidad de los servicios de salud, recreación, saneamiento ambiental básico (agua potable, deposición de residuos y aguas negras), infraestructura de trasportes, energía y comunicaciones, densidad poblacional, desarrollo integral de la familia, grado de seguridad individual y colectiva, confianza en el funcionamiento de las instituciones, libertad política, respeto a los derechos humanos y grado de democracia. Es lo que usualmente se define en términos del IDH (Índice de Desarrollo Humano).
c) MEDIO DE VIDA: el medio ambiente con los efectos del hombre en el mismo: contaminación, espacio de vida, extinción de las especies, efectos negativos en los ecosistemas por procesos industriales, manejo del agua, contaminación vidual y auditiva, etc.
d) RELACIONES DE VIDA: la calidad de las relaciones inherentes a la socialización de todos los seres humanos; su relación con las instituciones, la familia y el impacto de lo social en la formación de la personalidad.


El anterior, es más o menos el mapa de ítems a evaluar, que se le pasa al clínico por la cabeza, cuando se habla de atención integral. O, por lo menos, debe ser aproximado. Los procesos llevados correctamente con personas en situación de discapacidad, dan lugar a cuestionamientos sobre el escaso cubrimiento que tienen algunos aspectos de bienestar en ciertos sectores y por omisiones en las políticas públicas. Dichas omisiones o déficits en los indicadores de calidad de vida, deberían formar parte de la prescripción para lo social, pues no tiene objeto intervenir solo en los elementos de personalidad del paciente, haciendo que pierda su facultad de molestarse por aquellos elementos sociales que no funcionan y, por tanto limitan las posibilidades de inclusión.

Los pacientes tienen la razón en muchas cosas, y no se trata de moldear una falsa personalidad conformista porque muchos terapeutas ponen la metas del proceso terapéutico en la aceptación de la condición. Aceptar una condición particular es crucial, mas no es excusa para no manifestarse ante lo que definitivamente es inaceptable. Lo inaceptable es la pasividad de los profesionales, el insuficiente impacto en el diseño de las políticas de inclusión, los procedimientos reduccionistas y estandarizados, las dificultades en el acceso a la salud, la educación, el irrespeto a los derechos humanos. Lo inaceptable es también, es la aplicación de manuales de intervención importados y seguidos al pie de letra, cuando sólo son producto del contexto de aplicación y, gracias a la formación especializada de los profesionales de otras latitudes.

Nuestra realidad social, el impacto de la violencia, la crisis en la salud y las demás faltas son titulo de la mayoría de las campañas políticas, obligan a investigar y, sobre todo, formular programas integrales, que no sean integrales porque se da un valor agregado a un servicio, sino que lo son porque surgen del trabajo diario con los pacientes, en el que es evidente que además de la persona que tratamos, también se dilucidan síntomas de los social que también deben ser tratados.

Personalmente no estoy de acuerdo con las listas que se les da a los pacientes acerca de la adaptación a la situación de discapacidad (negación, rabia……. y las demás), porque eso no es un gran descubrimiento, nombrar las cosas no significa que se intervenga en ellas. De hecho hay pacientes que preguntan ¿yo por qué nunca pase por la rabia o por la negación? ¿eso me hace más enfermo? O, ¿Cuándo me van a dar esas cosas?; la verdad es que ninguna de ellas es necesaria ni obligatoria, la razón de su inexistencia es la presencia de factores positivos en la calidad de vida que logran reducir el impacto negativo de la condición.

Los pacientes en situación de discapacidad, logran acercarnos a el universo de cuestiones inherentes a los programas de salud, ponen en evidencia la posibilidad de una vida de calidad y nos cuestionan acerca de lo que no denunciamos, lo que no exigimos y lo que preferimos obviar porque es más fácil convencer al paciente para que acepte todo, para que aguante, para que reduzca sus espacios de participación y para que acalle la rabia que definitivamente es pertinente ante las faltas estructurales en los sistemas de atención e inclusión.

jueves, 8 de abril de 2010

LESION MEDULAR Y RELACIONES DE PAREJA

Generalmente realizo una búsqueda todos los días de noticias y artículos científicos que aporten a este tema que nos reúne y a todos los asociados con discapacidad y psicología. Desafortunadamente, hoy no busque la noticia si no que ella me busco a mi; a las dos de la mañana, cuando revisaba apuntes de casos, recibí la llamada de un amigo de México que conocí gracias a lesionmeular.org. la noticia no era alentadora, su gran amigo de batalla, quien vivía en España, falleció la noche anterior y lo más doloroso, por voluntad propia. Este joven después de la lesión medular, no se mostró depresivo ni nada por el estilo, su trabajo en informática le permitió mantener sus condiciones laborales; ¿qué pasó?, mi amigo y yo teníamos la conclusión desde antes de hablar, porque justo en esos días el nos contaba como era la relación de pareja (que sostenía con una jovencita desde antes de la lesión) la que accionaba los mecanismos de dolor. He hablado y recogido historias similares en varios pacientes, actuar en estos casos en la dirección correcta es fundamental, pues existen dos patrones de reacciones de la pareja ante el paciente con lesión medular, mencionaré dos que son las más demostrativas para el caso:

1). LA PROACTIVA: cuando las parejas con fuertes, desde antes de la lesión y, han superado la seducción materialista; al presentarse la lesión ésta, en vez de ahuyentar cataliza todo lo bueno del paciente y de su pareja, la pareja de hecho empieza a construir su sexualidad a veces desde cero y, experimentado sensaciones que antes no se experimentaron. La lesión se convierte en el disparador de todo lo bueno que se tenía en conjunto y, generalmente estas parejas presentan mejores niveles de recuperación, mejor manejo de dolor y más amplias y efectivas redes sociales.

2) LA RETROACTIVA: muchas veces cuando se presenta la lesión una de las partes de la pareja, muestra sus debilidades y temores, huye a la idea de asumir este reto, simplemente porque aún no había interiorizado un proyecto de vida. Estas parejas, en las que se reactiva una deuda en la construcción de la pareja, pues aún no era sólida, trae consecuencias negativas, sobre todo porque las parejas de este tipo, es decir la persona que no tiene la lesión llega a manipular con el afecto, mentir, produce ansiedad con temas como los hijos y la asexualidad y, termina por afianzar sentimientos de invalidez que el otro no tiene porque afrontar.

Muchas pacientes cuentan con la suerte de salir de ese circulo y, de hecho si encuentran una pareja proactiva, pero para los que se quedan insertos en ese juego el dolor es mucho, la angustia se multiplica y, cuando logran elaborar eso en el análisis se ve como los procesos de recuperación se detienen.

Por eso, para aquellos pacientes que se cuestionan sobre su relación, es siempre bueno recordar que nunca se pierde el derecho a cuestionar al otro, que debe seguirse evaluando si la persona me ayuda o no a vivir mejor. Nunca debe optarse por el conformismo por miedo a la soledad, las relaciones más maravillosas surgen cuando hay factores que impulsan el crecimiento y, no donde todo es fácil. Si sus cuestionamientos sobre el amor y la vida en pareja, detienen los progresos que puede lograr en otras áreas, busque ayude, busque otras experiencias, siga analizando lo que su pareja no está haciendo, con seguridad saldrá mejor librado que si acepta todo.
Busque ayuda en un amigo o en quien pueda, porque con toda seguridad usted si se lo pregunta es porque quiere construir su vida a partir de una relación sana.