viernes, 20 de mayo de 2011

CIUDADES ACCESIBLES

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GUERNICA IV: LAS VIOLENCIAS DEL DISCURSO ARTE COMO PARADIGMA DE INCLUSIÓN E INUTILIDAD DE LA LASTIMA


ARTE COMO PARADIGMA DE INCLUSIÓN E  INUTILIDAD DE LA LASTIMA


Si algún día te enfermas de palabras, como a todos nos pasa, y estás harta de oírlas, de decirlas.  Si cualquiera que eliges te parece gastada, sin brillo, minusválida.  Si sientes náusea cuando oyes “horrible” o “divino” para cualquier asunto, no te curarás, por supuesto, con una sopa de letras.
                                                                             Héctor Abad Faciolince: Tratado de Culinaria para Mujeres Tristes


El hecho de no existir como profesionales para ciertos sectores de la sociedad es, hoy en día una forma de enmascarar la negligencia ante necesidades de todos los tipos que se encuentran en poblaciones que por una condición ya se física, económica, psíquica o social, no logran el acceso equitativo a  las formas culturales que nos permiten a los demás el desarrollo libre (exitoso o no) de nuestras  vidas. La cultura como conglomerado de prácticas que nos incluyen y nos congregan, es la única vía por la que el ser humano logra escapar a la  muerte lenta que trae el “no existir”, “no participar” y “no tener”.

Como sociedades construidas sobre el supuesto respeto de los derechos individuales, construimos también sistemas de exclusión que en algunos casos son más vistosos que otros porque han despertado malestar y controversia. Sin embargo, la controversia  y la lucha por el ingreso a las espacios sociales generalmente se sigue logran a partir de la protesta y la construcción de los sectores que han sido ignorados; lo cual nos lleva a pensar si no ostentamos el respeto por los derechos y una actitud incluyente, solo por la evidente lucha, de las personas a las cuales por sus condiciones particulares de vivir se le ha negado con anterioridad el derecho a participar.

Un pequeña fracción de las personas a las que se les dificulta el acceso a los medios culturales, lo representan las personas en situación de discapacidad; en Antioquia para el año 2005,  el Censo poblacional registró 46.117 personas en situación de discapacidad, de las cuales el 78% pertenecen a los niveles 1 y 2 del Sisbén, el 44% es analfabeto, sólo el 15% está incluida laboralmente y el 22% recibe servicios de rehabilitación. Lo anterior, teniendo en cuenta que  para la fecha del Censo, aún faltan 81 municipios por implementar el formulario de registro y caracterización de esta población. La cifra aunque solo es un dato que no tiene impacto alguno en la relevancia del proceso de inclusión,  pues éste por sí mismo es relevante aunque la cifra fuera mínima, muestra la insuficiencia en atención poblaciones con características diferentes.
La responsabilidad en estos casos, no solo es del gobierno, pues también los  procesos de cambio deben ser empujados, no puede decirse de otro modo por las comunidades académicas que tienen dentro de objeto de estudio a los sujetos, las organizaciones sociales y las manifestaciones culturales. Dentro de estas comunidades académicas, se encuentran además de las ciencias de la salud, sociales y humanas, todas aquellas en las que se trate con objetos de estudio que tienen impacto en el diario vivir, es decir todas las comunidades académicas deberían preocuparse por formar profesionales sin de acuerdo con sus necesidades específicas y formar profesionales que respondan al paradigma incluyente que es necesario para que su posterior aporte a la sociedad no esté limitado por sus prejuicios y desconocimiento de la realidad social.

En este caso, la responsabilidad del gobierno también consiste en observar y denuncias los espacios que no han sido pensados con una mentalidad incluyente. Por supuesto, el panorama de acciones a implementar se despejaría con mayor facilidad, si los sectores sociales y personas que definitivamente no tienen un compromiso serio con este proceso, no enmascararan su indiferencia detrás de la cortina de la lástima, pues en estos temas, cuando se trata de seres humanos que por una u otra razón necesitan  acceder a formas distintas para manipular el mundo y el conocimiento, siempre nos mostramos, abiertos, comprensivos, adoloridos y dispuestos a ayudar este tipo de situaciones. Sin embargo, la realidad muestra lo contrario, no son tantos los que logran atravesar la barrera de la segregación y actúan en pro de la eliminación de las barreras reales y simbólicas que son tan definitivas en la aparición de prácticas incluyentes. El estado y las universidades también deben garantizar que su discurso científico y académico se corresponda con las necesidades humanas reales de nuestro país.

En estos momentos es difícil en acceso al trabajo, educación, deportes y otros miles de escenarios, para una persona en condición de discapacidad. El ingreso digno y la estabilidad que se requieres para que las personas cumplan con los ciclos de tiempo necesarios para tener una vida laboral estable, o formarse, no está garantizado por la existencia de unas cuantas personas e instituciones que luchan porque se cumpla con estos criterios. La inclusión requiere un proceso de reconstrucción de los modos habituales de relacionarse y, la posterior construcción de modos análogos pero que permiten la entrada de otros modos de existir. Lo anterior, se traduce en que el conocimiento acerca de las necesidades de estas poblaciones sólo se hace posible desde ellas mismas, desde la acción integral de observar y conocer sus formas de acceso al mundo, y su representación del mismo.

La inclusión no debe desarrollarse desde una porción social sin tener en consideración el impacto que los demás sectores tendrán en el éxito o fracaso de la misma.  Al contrario, todo fracaso en un proceso de inclusión esta determinado por lo que no se tuvo en cuenta, puede incluirse por ejemplo a una persona con limitación visual, en la vida, académica, pero esto no nos garantiza el acceso al mundo laboral, que puede estar determinado, por los imaginarios de las personas que contratan profesionales en su área; en otros términos la inclusión tiene más variables que la llevan al fracaso que cualquier otro intento de inserción en la cultural. La inclusión es un proceso tan riguroso en sí mismo que no sigue su camino cuando hay estratos de la sociedad que le son negados.

Este es un problema ético, académico y de importancia innegable, pero también es un problema que llama más a silenciar nuestro discurso que a seguirlo subrayando, pues sí nuestros métodos no han ayudado a empujar alternativas incluyentes, tal vez deberíamos cuestionarnos sobre la pertinencia de los mismos.

La repetición discursiva en las ciencias sociales y humanas es sintomática, en la misma medida que lo es en los objetos de estudio de estas disciplinas. Los discursos humanos y de las sociedades solo pueden leerse allí donde se producen, sin deformarlos a favor de las teorías; no permiten la replicación total ni la transposición de modelos. Lo que permiten es la inserción de las técnicas de investigación creadas para detectar las diferencias en la producción discursiva y, por tanto de subjetividades. El saber no nos obliga a permanecer del lado teórico sin llegar a los sujetos que estudiamos, pero si lo hace el temor a desconocer y a encontrarse en un universo de preguntas en el que no se sabe nada en tanto no se olvide todo lo que se ha aprendido.

Este universo de no repetición, no-duplicidad y  constante transformación es el que da lugar al arte, a los artistas y la interpretación diferenciada ante lo producido. El arte cambia tanto en su construcción, como a partir de su ubicación histórica, hace lecturas transversales y longitudinales de las circunstancia, es en sí todo sentido, pero sin sentido alguno, pues el arte no presiona al entendimiento, no busca directamente la comprensión y, sobre todo¸ el arte no se explica así mismo para justificarse o hacerse entendible. Las creaciones artísticas son puestas en escena de lo individual atravesado por los histórico y lo social, son también, declaraciones de no obligatoriedad, no compasión, no intensión y sin embargo, se convierte en medio que declaran, son obligatorios para el artista como vórtices de su sistema de percepción, compadecen la racionalidad y cumplen con su intencionalidad al ser modificadas al ser percibidas por el otro.

Al permitir el acceso a la producción artística de personas en situación de discapacidad, emerge la discapacidad del otro para leer lo que no es escrito en su código de pensamiento  y, que ha estado por fuera del marco de sus percepciones. La exploración sensorial y sensible en el trabajo artístico con personas que han estructurado su vida a partir de un sistema de percepciones al nuestro, deja entrever lo atrofiado de los sentidos, de los que nos consideramos sin discapacidad. Lo anterior, puede parecer obvio, pues toda pérdida en una o varias de las capacidades humana, lleva  a la compensación por la utilización de otros sistemas, sin embargo, no esta tan claro en quienes conciben la inclusión como un acercamiento a nosotros y a nuestro mundo de significados.  Al contrario, la inclusión debe aludir a la inclusión en el resto de la población de conceptos nuevos acerca de cómo experimentan la vida los demás.

Para citar un ejemplo, una lectura acerca de la salud mental en personas con limitación visual, no es posible a menos que el profesional comprenda que no se trata de la ausencia de visión, si no de aceptar otras visiones: la visión del tacto, la visión del movimiento, la visión del olfato, la visión del recuerdo. Ver, por lo tanto no la urgencia, no es parte de la queja, el problema radica en que eso que es visto por un sujeto sin visión (ocular) necesita ser entendido, compartido y asimilado por los demás, de otro modo, se desautoriza toda visión e interpretación provenientes de él.



Todos vemos lo que supuestamente deberíamos ver, escuchamos y sentimos el mundo. No obstante, no sabemos, no vemos  y no entendemos porque existen lenguajes individuales que han nacido de la exploración sensitiva, ignoramos que nuestro paradigmaacercamiento a los fenómenos sociales, es reduccionista y limitado por el concepto de normalidad. Cuando un sujeto escapa de la media y es excluido por presentar condiciones diferentes, también pierde las obligaciones con los escenarios sociales de normalidad, su sistematización de las experiencias y del mundo va desde el cero absoluto, hasta la manipulación personal de los sentidos, las formas, los colores y las cosas. La fuga de lo normal, acerca a la estructuración de mundos posibles e innegables, pues han existido en la medida en que son útiles para quien los ha  implementado.

En esta medida, todo discurso que utilice como tamiz de los problemas el paradigma clásico de normalidad vs anormalidad, resulta en un intento fallido por asistir a quienes viven de otro modo. Si el discurso no es puesto de lado, si no se lo relativiza en torno a las circunstancias, si no se lo pone en duda, se convierte en camisa de fuerza y, a la fuerza entregará cualquier resultado. Lo anterior no sucede con el arte, pues el medio no obliga y, cuando obliga a determinadas cosas, simplemente se cambio por otro medio o técnica que permita lo que el creador desea; por su narcisismo la creación no es complaciente, no es políticamente correcta, no es correcta ni incorrecta; simple y llanamente es, y eso: ser llanamente y sin necesidad de ofrecer disculpas es lo que todos esperamos ser; nos da la libertad de no evaluar el proceso ni el resultado, nos acerca a lo que en la vida de todos los eres  humanos parece ser la única opción, ser y hacer mientras se vive, sin buscar la intención ni la predicción, pues pocas veces funcionan racionalmente. La vida del artista es simplemente eso que trascurre mientras hace arte y no lo que se teoriza posteriormente sobre él y su historia de vida.

Partir del cero absoluto al analizar las realidades sociales y humanas no significa no saber, pues poseemos herramientas que facilitan la interacción, pero dar cabida a la inclusión de lo que no hemos conocido por nuestras limitaciones sensoriales, no solo es producir un saber, es acercarse a la estética del ser, a sus raíces y matices. La cuestión estén en no renunciar a lo ético, el discurso singular a favor de ingresar a más personas en las curvas de normalidad. La verdad sea dicha, en las actuales circunstancias poco de lógico tienen muchas prácticas y problemas sociales y no por eso desaparecen, al contrario de reabastecen cada día por la ignorancia y la negligencia de las instituciones. En este marco, nadie que no esté en el sistema implora ser lógico y normal, lo único que pretende es formar laso social desde su formar de registrar la realidad.

Estemos enfermos de palabras y, de repente cuando no las recordemos, entendamos lo que se dice sin ellas…